Un hombre muy pobre vivía con su esposa. Un día, su
esposa, que tenía el pelo muy largo le pidió que le comprara un peine especial
para el pelo para que le creciera bien y lo pudiera tener bonito.
El hombre se sintió muy triste y dijo que no. Le explicó
que él ni siquiera tenía dinero suficiente para arreglar la correa de su reloj
que se acababa de romper.
Ella no insistió en su petición. El hombre se fue a
trabajar cuando ya iba de regreso a su casa pasa por una tienda de relojes,
vendió su reloj dañado a un precio muy bajo y se fue a comprar un peine para su
esposa. Llegó a su casa por la noche con el peine en la mano dispuesto a
darselo a su esposa.
Se sorprendió al ver a su esposa con el pelo muy corto.
Había vendido su cabello y tenía en la mano una correa nueva de reloj.
Una lagrima salio de sus ojos , no por la inutilidad de
sus acciones, sino por el amor que tenia su esposa hacia el.
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